Obras poéticas y literarias de don José Heriberto García de Quevedo ...

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Baudry, Librería europea, Dramard-Baudry y c[superscript a], sucesores, 1863 - 1050 páginas
 

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Página 480 - My days are in the yellow leaf; The flowers and fruits of love are gone ; The worm, the canker, and the grief Are mine alone ! The fire that on my bosom preys Is lone as some volcanic isle ; No torch is kindled at its blaze — A funeral pile.
Página 134 - No armada del puñal de la venganza, Ni teñida la veste en sangre impura, Tal como la forjó vuestra locura, O torpe iniquidad: Plácida cual la luz de la esperanza, Con la paz y el perdón sobre su frente. Blanda la faz benigno el continente: ¡Tal es la libertad! Hija de Dios, de su bondad esencia...
Página 186 - En un conun recóndito del cielo, De una selva viviente circundado , Denso y confuso y misterioso velo Que le tiene del orbe separado , Hay un alcázar de azabache , oscuro Que en un hondo torrente ensangrentado La sombra pinta de su inmenso muro En contornos de sangre reflejado.
Página 236 - A Dios, que es su salud y su alegría, Se eleve transportada, Que, sin ver de su esclava la bajeza, Colmóla de bondades, Y admirarán su espléndida grandeza Del mundo las edades! De corona inmortal ornó mi frente; Cubrióme con su manto Aquel temido ser omnipotente, El que es tres veces santo! El que agita del mar y de los vientos La indómita pujanza, Y vuelve á los furiosos elementos La paz y la bonanza; Cuya munificencia y cuyos...
Página 491 - ¡Candora, Candora!», que sus criados creyeron que en aquella casa se abrigaban ya dos locos, en vez de uno. Sólo una persona, indiferente, al parecer, a cuanto allí pasaba, murmuró alzando los ojos al cielo: — ¡Dios es justo!
Página 134 - Dios, de su bondad esencia, don el más alto de su amor divino, acaso en el mundano torbellino al hombre se ocultó; negra ambición, estúpida demencia, el temor de los buenos, la osadía de un tirano, el furor de la anarquía tal vez la encadenó... Mas no puede morir: lozana, fuerte, crece encorvada bajo el férreo yugo; ni el hacha enrojecida del verdugo enerva su virtud. Del seno tenebroso de la muerte, insultada tal vez, jamás vencida, cual su padre inmortal, torna a la vida con nueva juventud.
Página 187 - Con él va la tormenta ; el trueno ronco Bajo sus alas cruje ; desgreñada De armas y quejas con estruendo bronco La guerra detrás de él va despeñada : Y asidas á las orlas de su manto Van tras él con la muerte...
Página 266 - Del cielo fué bajando, Montañas y llanuras alegrando. Sobre intranquilas nubes Se ciernen por millares de millares Los fúlgidos querubes, Y las tierras y mares Atónitas escuchan sus cantares Cesa el sordo mugido Del mar ; callan los vientos bramadores Y el céfiro dormido Se oculta entre las flores, Fijas sobre sus tallos cimbradores.
Página 283 - Celada, Yendo de Madrid á Burgos, Desde el camino se alcanza, Una legua tierra adentro, Cierta iglesia solitaria Sobre un cerro, y que parece Pobre ermita abandonada. Mas no es así : pues del cerro En la contrapuesta falda, Y entre otros muchos cerrillos Que el terreno desigualan, Hay tendido un pueblecito Que se esconde á las miradas, Mas cuyo fecundo seno Tesoros avaro guarda.
Página 459 - ... abrazo, Dándole en sus entrañas tumba horrible! — ¡ De todo lo creado No quedará ni sombra ni memoria ! ¡De tanto padecer, de tanta gloria, De tanto mal temido ó bien ansiado, Ni un eco repelido Ha de quedar, ni un lúgubre gemido!

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