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en que escribía, notando con exactitud la situacion de éstas; y para averiguar si mantenian sus mutuas distancias y respectivos sitios, propuso 25 exemplos de estrellas, que tomadas de tres en tres en linea recta, aparecian siempre en una misma distancia, y con la propia respectiva situacion. Hallei (1), haciendo despues cotéjo de la situacion que en su tiempo tenian las estrellas, con la que, segun Toloméo, tenian en los siglos antecedentes, halló que la estrella Aldebaran ú ojo de Tauro, la qual, segun la precesion de los equinocios, debia estar 15 minutos mas al norte de la Eclíptica, estaba 20 minutos mas al sur, que se ponia por Toloméo. Semejante novedad advirtió en las estrellas llamadas Sirio, Arturo, y en la espalda oriental de Orion. Las observaciones posteriores de otros Astrónomos han confirmado lo que advirtió Hallei (2), y han descubierto movimiento en otras estrellas. Este movimiento es notable en algunas de éstas: así se ha advertido de dos minutos y medio en Arturo, en el espacio de 70 años: de un minuto en Sirio, en cerca de un siglo de dos ó tres minutos en dos estrellas del Aguila, en menos de siglo y medio; y así en otras estrellas, cuyo movimiento nuevamente se va descubriendo.

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Transactiones philosoph. 1718. n. 315. Véanse la historia de la Académia de las Ciencias en París de los años de 1738, 1755 y 1758; y las transaciones filosóf. 1748. n. 485.

Dudas sobre el mo

vimiento de las estrellas.

do. De todo esto se infiere, Cosmopolita, que el movimiento propio en algunas estrellas es innegable. Si este movimiento fuera comun á todas, no dudo que los Atraccionistas inventarían algun otro mecéo en la Tierra, para defender la quietud de todas aquellas; pero el no ser comun tal fenómeno, no permite que se invente algun efecto de atraccion, ó de movimiento de la Tierra á quienes se pueda atribuír.

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Tenemos, pues, Cosmopolita, que segun los modernos, estan en perfecto reposo todas las estrellas, en quienes se advierte el movimiento propio que te acabo de referir. Los demás movimientos se creen aparentes, y se explican, ya suponiendo que la Tierra describe con su exe ciertos pequeños círculos, y ya combinando los resultados del movimiento de la Tierra, y del tiempo que en llegar á ella tarda la luz de las estrellas. Yo no puedo menos de decirte aquí tres cosas, que son: Primera, es innegable que algunas estrellas se mueven realmente, y no es evidente que las demás esten en quietud: Segunda, las suposiciones que se hacen para probar aparente el movimiento de las estrellas, tienen la misma fuerza, que las que se pueden hacer para probar verdadero su movimiento; así en el movimiento de aberracion, Boscovich hace ver (1),

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(1) Boscovich, en su tratado de annuis fixarum observationibus.

como dice La-Lande (1), que el verdadero movimiento de paralaje en las estrellas, combinado con la observacion, produciría la misma elipse, que, segun Bradlei, aparece describirse por las estrellas. Eulero no asiente á la succesiva propagacion de la luz; y Eustaquio Manfredi, como nota Scanelli (2), confiesa ingenuamente, que la hipótesi de Bradlei, aunque se halla conforme al pretendido movimiento de la Tierra, segun la observacion de algunas estrellas; pero segun la de otras, falta la conformidad; y que por tanto, se pueden idear otras hipótesis, á que se deban atribuír los efectos sobre que Bradlei funda su sistema. Mako respondió á la dificultad propuesta por Manfredi, diciendo (3): que éste, al exâminar la suposicion de Bradlei, no tuvo presente en sus observaciones la razon de la nutacion del exe terrestre descubierta despues por el mismo Bradlei. Esta respuesta no acredita ser muy convincente á mi parecer; porque si Manfredi, sin conocer la razon de la dicha nutacion, halló en algunas estrellas, conforme al movimiento terrestre, la hipótesi de Bradlei, parece que ésta debe ser falsa, en suposicion de la

(1) La-Lande, Astron. n. 2827.

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(2) Cesar Scanelli, Lettere Cosmologiche. Forti, 1780. 4. vol. 2. lettera 7. n. 80. lettera 37. (3) Compendiaria phisica institutio, Auctore Paulo Mako, é S. J. Vindobona, 1763. 8. vol. 2. En el vol. 2. part. 2. cap. I. n. 4. p. 6.

la nutacion. Todos los Astrónomos convienen en la conjetura de suponerse, que no todas las estrellas distan igualmente de la Tierra; por tanto, si la luz se propaga succesivamente, ignorandose la distancia de cada estrella, no se puede reducir á cálculo la observacion de su luz. Sobre este asunto me agrada, Cosmopolíta, el parecer del docto Monteiro (1), que dice así: "Juzgo digno de advertirse, que aunque habilísimos Astrónomos admiren la aberracion de la luz de las estrellas; no obstante, no se puede tener seguridad ó certidumbre de sus opiniones, porque se trata de observaciones de poquísimos minutos, segundos ó terceros; y ninguno versado en Astronomía ignora la facilidad de equivocarse en tales observaciones." El gran Boscovich habla de la aberracion de la luz con gran desconfianza (2). Digamos, pues, Cosmopolita, que el movimiento cierto de algu nas estrellas, es fenómeno extraordinario, cuya causa no se entiende, ni se explica en sistéma alguno de Astronomía; pues que la opinion de los que dicen, que tal movimiento es efecto de la atraccion de diferentes cuerpos celestes, es arbitraria; y no señala ó propone ningun

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(1) Philosophia libera, seu ecleptica, Auct. Ignatio Monteiro, S. J. Venetiis, 1766. 4. vol. 7. En el vol. 4. Astronomía, leccion 10. núm. 393. p. 220.

(2) Boscovich, en el tomo 3. citado, opusc. 1. memoria 7. p. 325.

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fundamento, por el qual se conozca, que tales y tales estrellas, y no otras, tengan movimiento propio.

Pero los fenómenos extraordinarios de las estrellas, no se encierran precisamente en lo que te he expuesto, Cosmopolita: tenemos otros muchos que absolutamente son incompreensibles; entre los quales es raro y admirable el de las freqüentes apariciones, desapariciones y mudanzas de brillos y luz que se advierten en muchísimas estrellas. Tu constante atencion, y la curiosidad que muestras, me estimulan á discurrir de este fenómeno y de sus conseqüiencias, que te harán descubrir, no ya el pequeñísimo mundo de la Luna, sino pluralidad de innumerables mundos mayores. El asunto es importante y muy curioso: ten la bondad de oírme.

§. IX.

Aparicion y desaparicion de estrellas, y mudanza de su resplandor. Pluralidad de mundos en el Cielo estrellado.

EN

N esa region, que ves y admiras, Cosmopolíta mio, hermosamente sembrada de cuerpos lucientes, no hallarás constelacion alguna, en la que freqüentemente no aparezcan ó desaparezcan estrellas de toda especie de grandezas. Hiparco, dice Plinio (1), habiendo visto una

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(1) Plinio, naturalis historia, lib. 2. c. 26. Tomo IV.

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